¿Cómo reimpulsar la caficultura en Colombia?

Sin duda, los cafeteros lo están dando todo, en la historia del país; siempre lo han hecho, incluso en las actuales dificultades económicas, brindando empleo y creando valor. Se demuestra una vez más que el café es un producto que brinda sustento a un amplio componente social y, me refiero, no solo a las 560.000 familias caficultoras, sino a toda la cadena de valor.

En Colombia tenemos en el café una ventaja competitiva, aunque esté rezagado en el tiempo (la explicación a esos motivos sobran) existe un alto potencial para generar riqueza interna a su alrededor; pero se requiere una revisión de la estrategia cafetera de cara al mercado nacional e internacional, no podemos volver a tener precios por carga que no compensen los costos de producción. En una economía debilitada por los efectos del COVID sería nefasto para la sostenibilidad de las familias caficultoras.

Por esta razón, en mi opinión, se requieren revisar cuatro factores vitales para reimpulsar la caficultura en nuestro país: fortalecer la cultura del consumo interno, apoyar y financiar al caficultor, aumentar la investigación y el desarrollo y generar una mayor conciencia ecológica.

1. Fortalecer la cultura de consumo interno:

El consumo nacional per cápita está por alrededor de dos kilos de café al año; se requiere pasar a por lo menos cinco kilos para empezar a notar una diferencia. Esta cultura debe empezar por educar al consumidor para que valore y consuma café 100% colombiano, principalmente cafés de especialidad o diferenciados con alto contenido de trazabilidad y que aboguen por el comercio justo. 

En esta tarea de una cultura por el consumo de un buen café, trabajamos varias marcas de cafés especiales, encontrando mucha receptividad entre los consumidores, que quieren aprender y tener nuevas sensaciones y experiencias en el aroma y sabor del café que consumen a diario.

Estamos en un punto de ebullición importantísimo y positivo, para dar el paso a la ola de “revolución del consumo del café en Colombia”, y debe ser en el tiempo presente, no podemos esperar 50 años, cuando ya no existan quizás cafés especiales ni en Colombia ni en el mundo.

En cada “carga de café” que pasa a los puertos Colombianos, se van los mejores aromas y sabores de nuestro café de calidad; se va todo el amor que podemos darle al entorno cafetero y a nuestra salud y bienestar.

2. Apoyar y financiar al caficultor: 

Sostenibilidad con ayudas gubernamentales generosas y un apoyo decidido de las marcas de cafés especiales presentes en la cadena de intermediación, para que los pequeños y medianos caficultores puedan ampliar su capacidad de producción y procesamiento del grano, asegurando que los cafeteros aceleren, sostengan y produzcan cafés diferenciados, especiales y de alta calidad, por los cuales el consumidor nacional e internacional esté dispuesto a pagar un mayor precio. 

3. Aumentar la investigación y el desarrollo:

La creación de la Universidad del café para llevar el producto a nuevos niveles de expresión con aprovechamiento de los subproductos del mismo.

Es preciso generar capacitaciones especializadas para toda la cadena de valor desde la siembra hasta la taza, exportando no sólo granos verdes y tostados al mundo, sino, tecnología cafetera, variedades, subproductos, conocimiento científico y experiencia cafetera. Colombia ha sido un referente importante para la región, y se puede hacer mucho más. 

Es verdad que varias universidades en Colombia, el Centro Nacional de Investigaciones del Café - CENICAFE, algunas empresas, asociaciones y técnicos de forma independiente, ya cuentan con programas bien interesantes, pero es preciso dar una visión macro estratégica nacional al negocio cafetero, con mayor profundidad en las líneas de especialización y micro especialización científica, en una gran alianza pública privada. 

Este punto será vital para que las nuevas generaciones continúen con el arraigo cafetero, de lo contrario, su sostenibilidad puede verse amenazada, a lo que se suma, el impacto que ya tiene sobre los cultivos el cambio climático.

Ligado a este nivel de especialización del café, se requiere la tecnificación de la labor de recolección; esta labor vital en un país de montañas y con el tipo de variedad arábiga que se cultiva; es preciso darle una mirada técnica y diferencial a tan importante actividad, para que más jóvenes tengan la posibilidad de crecimiento y desarrollo en las fincas cafeteras; esto se logra generando espacios de estabilidad laboral los 365 días del año, reforzando elementos de seguridad y salud en el trabajo, conciencia por el cliente final en la recolección de cada fruto y salarios justos y atrayentes. 

4. Generar una mayor conciencia ecológica: 

Se puede hacer una diferencia en el mercado internacional; la descontaminación cafetera debe priorizarse, y hace parte también de las inversiones que el gobierno puede fortalecer, los cafeteros hacen esfuerzos pero el castigo de los precios, las deudas históricas socioeconómicas, no les permite priorizar en lo ambiental, el promedio de los caficultores en Colombia no poseen una vivienda digna, carecen de servicios básicos y las vías de acceso a sus fincas son precarias; ellos son conscientes del valor ecológico, pero sólo con acompañamiento lograrán hacer la diferencia. 

En general en toda la cadena del café, lo que incluye el compromiso del consumidor final, puede encontrar formas de reducir el impacto del CO2, con el uso y promoción de empaques ecológicos, aprovechando los residuos en cultivos urbanos, impulsando el transporte sostenible, innovando con productos de economía circular, entre otras.

Espero dejar una reflexión sana sobre el particular, en una época de cambios, en la cual el campo juega un papel preponderante en la preservación humana. 

En café especial Taza Bendita (@tazabendita, www.tazabendita.com), estamos tejiendo lazos entre cafeteros y consumidores para contribuir en la sostenibilidad del sector, y creemos que se requiere mayor compromiso no solo del Gobierno y de las marcas de café especial, sino de cada Colombiano para que despierten cada mañana pensando en consumir cafés diferenciados de mayor valor para su salud, con mayor conciencia social y ecológica.



Wilson de J. Peláez

Fundador café especial Taza Bendita


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